¿Por qué es tan difícil el hábito de ahorrar?

Elementos que afectan el ahorro

Si has llegado hasta aquí, asumo que eres una persona mayor de edad, con ciertas responsabilidades familiares y sociales, y que has ganado dinero por tus propios medios. Es decir: que formamos parte de este gran grupo de bajos ingresos, junto con aproximadamente el 90% de la población mundial. Puede ser que también formes parte de otro grupo significativo al que se le dificulta el hábito de ahorrar.

Definitivamente ahorrar no solo implica cuestiones prácticas, también está relacionado con factores psicosociales que dificultan este buen hábito. Exploraremos algunos de estos elementos que, desde una perspectiva psicológica y social, influyen en nuestras decisiones financieras y hacen del ahorro un muro infranqueable.

Origen del ahorro

No somos los primeros en intentar ahorrar. Esta es una práctica que ha existido desde tiempos remotos. En la antigüedad, civilizaciones como la Egipcia, China e Inca acostumbraban a guardar el fruto de sus cosechas para afrontar periodos de escasez.

En la Edad Media se organizó un  sistema de ahorro que obtuvo buenos resultados. Tanto así que en 1462 se formó la primera organización del ahorro para proteger a sus integrantes de la usura (cobro de dinero o ganancia con interés excesivo sobre un préstamo, bien material, o servicio). Esta organización fue creada por monjes franciscanos y se le llamó “Monte de Piedad”.

En la actualidad, la sociedad moderna a menudo nos coloca bajo una intensa presión para cumplir con expectativas y estándares predefinidos. La necesidad de seguir el ritmo de los demás en términos de estilo de vida y posesiones materiales, puede conducir a gastos excesivos y dificultar el hábito de ahorrar. Superar esta presión requiere un enfoque consciente en nuestras metas y valores financieros personales.

Obstáculos psicosociales para el hábito de ahorrar

Sesgo del presente

El sesgo del presente es un fenómeno psicológico que favorece la gratificación instantánea sobre las recompensas a largo plazo. Esta teoría fue propuesta el economista estadounidense Richard Thaler, ganador del Premio Nobel de Economía en 2017. La dificultad para resistir la tentación de gastos inmediatos, impulsada por la cultura del consumismo, no aleja de la construcción de un futuro financiero sólido.

Por ejemplo: en periodos de ofertas o rebajas, automáticamente nos sentimos inclinados a comprar en ese momento, sin pensar en el futuro. La satisfacción instantánea justifica los medios. No creo que alguien pondría en duda lo fácil que gastamos dinero en tiempos de rebajas y lo difícil que es guardar una cantidad mínima para nuestro retiro, o cualquier otra meta financiera que requiera tiempo para materializarse.

Trascender este sesgo implica cambiar nuestra percepción de las recompensas financieras a largo plazo, tema que estaremos analizando en otros artículos de este blog.

El hábito de ahorrar dinero con frecuencia se asocia con hacer un gran sacrificio. Sin embargo, es posible asociar este hábito con la libertad en lugar de hacerlo con la limitación, cuando te das cuenta de una sencilla verdad: vivir por debajo de tus posibilidades en este momento, incrementa tus posibilidades futuras. El dinero que ahorras este mes incrementará tu poder de compras en los meses siguientes.

Elementos que dificultan el ahorro

Desconexión emocional con el dinero

La desconexión emocional con el dinero hace que no nos estresemos con los problemas financieros. Pero puede ser un factor limitante en el proceso de ahorro. Cuando el dinero se percibe como abstracto o desvinculado de nuestras metas y emociones, es más probable que lo gastemos de manera irresponsable. Reconectar emocionalmente con nuestras finanzas implica asignar significado a cada moneda gastada y ahorrada, fortaleciendo así nuestra motivación para tomar decisiones financieras conscientes.

La motivación es un componente clave en la formación de hábitos de ahorro. Por ejemplo, ahorrar para una meta específica, como un viaje de vacaciones, puede ser más motivador que simplemente poner dinero a un lado sin un propósito claro.

Cuando creamos una conexión emocional con el dinero, pensaremos dos veces antes de realizar compras impulsivas o innecesarias, valoraremos un poco más el esfuerzo que representa ganar cada dólar. Entender que el dinero es el resultado del trabajo y esfuerzo personal puede llevar a una mayor apreciación de su valor y a una gestión más cuidadosa.

Ansiedad financiera y miedo al fracaso

La ansiedad financiera y el miedo al fracaso pueden paralizarnos, impidiendo que podamos tomar decisiones financieras efectivas. Las preocupaciones sobre el futuro económico, combinadas con experiencias pasadas negativas, muchas veces crean un ambiente mental hostil para el ahorro. Abordar estos miedos implica desarrollar una comprensión realista de nuestras finanzas, establecer metas alcanzables y cultivar la confianza en nuestras habilidades financieras.

Piensa en esto como aprender a cocinar. Al principio, es fácil seguir recetas sencillas y, con el tiempo, nos vamos sintiendo más cómodos y comenzamos a experimentar. En finanzas, es recomendable comenzar con lo básico, como hacer un presupuesto o ahorrar una pequeña cantidad regularmente. A medida que nos familiarizamos con estos procesos, la confianza irá creciendo.

Influencia del consumismo y la publicidad

La publicidad está diseñada para crearnos un deseo urgente de productos y servicios. Las técnicas de marketing sofisticadas asocian nuestras emociones positivas con el acto de comprar, lo que puede llevar a las personas a gastar más de lo necesario o prudente. Esto es similar a ver un anuncio de comida que te hace sentir hambre, incluso cuando no tienes.

La promoción de un estilo de vida basado en la acumulación de bienes materiales puede hacernos creer que necesitamos más cosas para ser más felices o exitosos. A veces creemos que necesitamos la última moda o tecnología para estar al día con los demás, aunque lo que tenemos todavía funciona bien. Desvincular nuestra felicidad del consumo material y enfocarnos en experiencias significativas puede contrarrestar estas influencias.

Conclusiones

El ahorro efectivo va más allá de las cifras y los presupuestos; implica abordar las complejidades psicosociales que rodean nuestras decisiones financieras. Al reconocer estos factores, podemos tomar medidas conscientes para superar los obstáculos y construir un hábito de ahorro sólido. Recuerda, cada pequeño paso hacia el control emocional y la comprensión de tus motivaciones te acerca a una salud financiera más sólida y sostenible. ¡El viaje comienza con la comprensión y el compromiso!

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